Columna

[Francisco Costa] Convención de Estudiantes: Despolitización e indiferencia

Como delegado en la pasada Convención de Estudiantes fui testigo de la necesidad de discusión y de verdadero debate que hay al interior de nuestra comunidad, así como de la poca participación y el débil compromiso estudiantil en los espacios de representación. Sin duda estos temas han servido para el fluir de largos ríos de tinta, dando para escribir innumerables artículos y columnas de opinión, pero creo que hoy hay un grupo de personas que necesariamente debemos dar una nueva lectura a este fenómeno, responsabilizándonos y haciéndonos cargo del problema. El panorama es preocupante: dentro de la universidad, cuna del pensamiento y de la discusión crítica, hay sectores que no se han preocupado por contribuir con el desarrollo de sus principios, abandonando la “batalla de las ideas”, limitándose a defender sus posiciones a media voz basados en intuiciones más que en argumentos sólidos. En tal sentido, han tomado un rol reaccionario ante las iniciativas de otros sectores que sí han sabido canalizar sus doctrinas en el debate universitario, dándose incluso licencia para instrumentalizar políticamente, sin mayor contrapeso, distintos centros de estudiantes y la misma mesa ejecutiva de nuestra federación. En esta línea, comparto la visión que rechaza la instrumentalización de las organizaciones estudiantiles y de todo cuerpo intermedio por parte de organizaciones externas, pero considero que al resguardar el necesario sentido gremial de estas instituciones no debe dejarse de lado el trabajo de las ideas, el que hoy ha sido abandonado por aquellos que, buscando la despolitización de estos cuerpos intermedios, han caído en una lamentable despolitización de las personas, dejando durante años un importante abanico de principios, autores e ideales en el olvido. Y sí, esta acción debe realizarse desde el motor y cerebro de la Sociedad: la universidad, centro de generación del conocimiento para

La eliminación del binominal [Diego Villalobos]

Luego del acuerdo firmado entre el Gobierno de la “Nueva Mayoría”, ex Concertación y congresistas de Amplitud, al parecer el sistema electoral binominal tiene sus días contados, y enhorabuena, pues sin duda su eliminación constituye un avance para dejar atrás lógicas propias de la transición. Si bien su reemplazo por un sistema proporcional moderado o corregido es un hito importante, no deja de llamar la atención el proyecto de ley que se quiere aprobar. En primer lugar, se aumenta el número de congresistas de ambas ramas del Congreso (150 diputados y 50 senadores), sino que además se contempla la fusión de los distritos y circunscripciones, de tal forma de crear 28 megadistritos que elegirán entre 2 y 7 diputados y circunscripciones que incluso pueden llegar a 7 senadores (metropolitana). Esto trae consecuencias en la competencia política; el hecho de que existan distritos muy grandes va en directo perjuicio de los sectores más rurales con baja población, respecto de los cuales no será necesario hacer campaña ni hacerse presente allí. Además, implica un mayor gasto de parte de los candidatos, que deberán desembolsar más recursos para poder recorrer todo el distrito en campaña. Esto significa en la práctica mayores aportes de sus patrocinadores, ergo, mayor dependencia a la hora de las votaciones. Finalmente se produciría una competencia en desventaja para los nuevos referentes políticos y las candidaturas independientes, que no tienen acceso a los mismos recursos que una candidatura tradicional. Adicionalmente, un candidato electo deberá desembolsar más recursos a la hora de ejercer su cargo que lo que se realiza actualmente, pues su labor ahora se circunscribirá a una población considerablemente mayor. Por lo anterior, cabe preguntarse si este nuevo sistema será bueno para perfeccionar nuestra