Alexandro Cea

Acerca de Alexandro Cea

Presidente Ejecutivo de Sociedad Chile. Abogado especializado en Derecho Constitucional, Económico e Internacional. Actualmente cursa un Magíster en Políticas Públicas, Economía y Gestión Pública en la Universidad del Desarrollo y se desempeña como asesor de la Alianza del Pacífico en la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales de Chile.

[Alexandro Cea] Privilegio latinoamericano

Chile ha hecho noticia por ser el primer país sudamericano en iniciar la vacunación contra el COVID-19 e incluso por ser, hasta ahora, el único en toda Latinoamérica con posibilidades reales de vacunar a la generalidad de su población en 2021. Si embargo, esto no es mera suerte o coincidencia. Nuestro país ocupa también el primer lugar de América Latina en el Índice de Desarrollo Humano elaborado por el PNUD. Este índice incorporó este año, por primera vez, la sostenibilidad medioambiental como factor para evaluar el desarrollo de los países, lo que incluso hizo subir a Chile 14 puestos a nivel mundial, desde el lugar 43° al 29°. Ha sido el modelo de desarrollo que Chile ha mantenido hasta este punto el que nos ha permitido entender el acceso universal y gratuito a la vacuna contra el COVID-19 como algo obvio y el desarrollo económico sostenible como algo normal. Hemos normalizado nuestra posición de privilegio en un contexto latinoamericano desigual. ¿No será tiempo de comenzar a asumir nuestra responsabilidad país como modelo de desarrollo para los demás? Es hora de que Chile comience realmente a despertar. Leer en: Diario de Atacama - Mercurio Valparaíso - Austral Osorno - El Llanquihue

Fortalecimiento constitucional de la Sociedad Civil

Nuestra Constitución actual contempla un reconocimiento a los "grupos intermedios" y les garantiza una adecuada "autonomía" para cumplir sus propios "fines específicos". Este reconocimiento escueto es a todas luces insuficiente. La posición secundaria a la que han sido relegadas las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) en nuestro país no es una mera consecuencia de un sistema desarticulado que debe ser modernizado. Es consecuencia de una decisión política consciente. No basta un reconocimiento superficial a los "grupos intermedios" ni una mera declaración de respeto por parte del Estado a los "fines específicos" de cada uno de ellos. Resulta necesario un reconocimiento constitucional expreso de las OSC como actores relevantes en asuntos de interés público. De la misma forma, se hace insuficiente una mera "protección de su autonomía" cuando la Constitución debe ir mucho más allá, consagrando un mandato explícito al Estado en el sentido de entregar a las organizaciones sociales cada vez más recursos, atribuciones y protagonismo social. Este documento busca revisar las principales problemáticas que afectan a las OSC en Chile, concluyendo en la necesidad de avanzar hacia el fortalecimiento constitucional de la Sociedad Civil y dar paso a un nuevo trato a las organizaciones sociales por parte del Estado. Por esta razón, además de un reconocimiento expreso en la Constitución, proponemos la consagración de una Ley General de Transferencias de recursos y un Servicio Nacional de la Sociedad Civil autónomo y de rango constitucional. DESCARGAR

Alexandro Cea: Subsidiariedad y Constitución mínima liberal

LEER EN: El Libero | Ha llamado la atención estas semanas el debate ideológico que se ha producido en la derecha en torno al principio de subsidiariedad. Quienes han gatillado este debate han sido los militantes del nuevo partido liberal Evolución Política al incorporar dentro de las 130 primeras propuestas programáticas de su candidato presidencial, Felipe Kast, una mención a la inconveniencia de consagrar la subsidiariedad como principio en la nueva Constitución chilena. Lo interesante no es tanto la posición de Evópoli referente a este asunto ya que, pese a que el partido reconoce expresamente el principio de subsidiariedad como elemento central de sus principios fundamentales, ha postulado hace ya tiempo una Constitución mínima liberal como propuesta en el contexto del proceso constituyente, en la misma línea en que lo han hecho militantes de otros referentes liberales como Amplitud, Ciudadanos y Red Liberal. El planteamiento de Felipe Kast no hace más que concretizar la idea de que la Constitución no está para ser utilizada como programa de gobierno del que detenta el poder alguna vez para petrificar a perpetuidad qué tanta o qué tan poca actividad debe desarrollar el Estado en materias económicas y sociales. Una Constitución mínima va aparejada a la idea de una democracia máxima, dejando de este modo el camino libre para que esta clase de deliberaciones democráticas sean permanentemente resueltas desde la política y no desde el Tribunal Constitucional. Lo realmente interesante ha sido la respuesta del sector conservador de la derecha al postular que eliminar el principio de subsidiariedad de la Constitución sería “un autogol constitucional”, como ha afirmado Antonio Correa de Ideas País, o simplemente una idea catastrófica, como han afirmado cercanos a la Fundación Jaime Guzmán. La razón por

Alexandro Cea: Un feminismo liberal

Leer en: Ciudad Liberal - Revista Closet - Students For Liberty | Cuando se habla de “feminismo” se desconoce la existencia de la ideología de género liberal que inspiró en sus orígenes a este movimiento social. Hoy el “feminismo” se asocia sin más a la ideología de género neomarxista del feminismo radical, como si fuera la única ideología de género existente. A este reduccionismo subyacen al menos dos causas: la primera está en que los conservadores, acorralados frente a las ideologías de género liberal y neomarxista, han extremado esfuerzos para meter en el mismo saco del marxismo cultural a todo el que se oponga a los valores conservadores, restándole autonomía a la corriente liberal. Y la segunda está en que efectivamente el marxismo cultural ha cooptado el debate con el pasar del tiempo, proponiendo soluciones estatistas a una causa que originalmente siempre fue liberal. Si analizamos la historia, el feminismo es un movimiento social que vino a plantear una contraposición a la tradicional ideología conservadora del género basada en una visión binaria del sexo –donde las únicas dos alternativas son ser 100% hombre o ser 100% mujer–  la cual además propone una preeminencia natural del sexo masculino por sobre el femenino. Desde esta visión lo único real es el sexo biológico, del cual debe desprenderse la orientación sexual e identidad de género de las personas de manera que toda falta de alineación se traduce necesariamente en una “desviación, patología o perversión”. Esta  ideología conservadora, si bien se encuentra en constante decadencia, es la que ostenta la hegemonía cultural del mundo moderno, inspirando además las legislaciones actuales. Es desde esta visión que se establece como función del Estado, por ejemplo, certificar el “sexo” de los ciudadanos en los

[Alexandro Cea] Senador Navarro y libre competencia

El senador Navarro ha afirmado que no existe libre competencia en Chile y que, por lo tanto, el Estado debe regular el mercado. Si bien es cierto en nuestro país no existe libre competencia ello es precisamente porque tenemos un Estado que protege a los empresarios y sus cuotas me mercado. Son los políticos como Navarro los que impiden con barreras de entrada la libre competencia, protegiendo a sus amigos empresarios a cambio de facturas y boletas falsas. ¿Ahora propone darse a si mismo más poder para regular el mercado y proteger a sus amigos? Lo que Chile necesita es menos mercados protegidos mediante regulaciones estatales, más competencia, más empresas y nuevos empresarios. Chile necesita menos Estado y más Sociedad. PUBLICADO EN: Diario Financiero

[Alexandro Cea] ¡Politización sin instrumentalización!

Leer en El Demócrata ¡Pablo López Keller ha dado en el clavo! En su respuesta a mi columna “¡A politizar la Sociedad!”, él explica con toda claridad la diferencia entre “despolitización” y “desinstrumentalización”. Es precisamente esta diferencia la que yo llamo a superar en mi columna cuando afirmo que «la superficial confusión entre “politización” e “instrumentalización” deben ser superadas». Es precisamente a esta “politización sin instrumentalización” a la que nos referimos desde el liberalismo asociativo al hablar de “politización autónoma” del tejido social. Se agradece, por segunda vez, que un gremialista aparezca colaborando en la demostración de lo que expongo en mi columna, esta vez incluso estando de acuerdo conmigo. Cabe mencionar que en todo lo que he escrito he apuntado al gremialismo como corriente de pensamiento tal como se enseña desde la Fundación Jaime Guzmán (FJG). Tal como aparece en sus manuales y, especialmente, en el “folleto naranja” que es utilizado para la formación de los Movimientos Gremiales a lo largo de Chile. He evitado comentar sobre unas u otras interpretaciones u aplicaciones concretas que los gremialistas en particular hayan hecho del mismo en una u otra universidad, pues ahí existen tanto ejemplos extraordinariamente nefastos como otros –aunque escasos– que han logrado escapar a las estructuras doctrinales tradicionales y ampliar tanto el relato como la visión de manera ejemplar. Tal podría ser el caso de Pablo López Keller. Pablo López no se equivoca al afirmar que el 2012 se presentó una propuesta para cambiar el término “politización” por “instrumentalización” del folleto naranja, con toda la nueva visión teórica que hay detrás. Sin embargo esto fue rechazado por la FJG. La última versión del documento (2013) sigue definiendo al gremialismo como una –y cito textual–

[Alexandro Cea] Política ¿Lucha por cargos públicos?

Leer en El Demócrata Luis Sánchez, gremialista de tomo y lomo, ha contestado mi columna “¡A politizar la Sociedad!” dándome la razón cuando afirma que la política (“en sentido estricto”) se traduce en una  “lucha por lograr cargos públicos dentro del Estado”. Es precisamente eso lo que afirmo en mi columna al exponer que para el gremialismo “la política sólo apunta a la conducción del estado y debe ésta desarrollarse sólo en aquellas organizaciones cuya naturaleza es política”. Quien comenta mi columna es incluso más categórico, con lo que se agradece su colaboración en la demostración de mi afirmación. Luis agrega una concepción “amplia” de política entendida como “todo espacio de interacción que tenga efectos públicos”. Sin embargo, como toda, o casi toda, interrelación humana tiene efectos públicos, esto llevaría a afirmar que todo, o casi todo, es política. Pero si todo es política, entonces, nada es política. Queda en evidencia que esta concepción amplia es tan inútil como absurda, por lo que debe ser de plano descartada. Tanto es así que la acepción estricta –y no la amplia que propone Luis— es la que utiliza tanto el gremialismo en sus manuales como el liberalismo asociativo al proponer una alternativa a la visión gremialista. Es gracias a esta consideración de la política como una mera “lucha por cargos del Estado” que llegamos hasta aquí. La teoría social en la que se sustenta simplemente no logra comprender que el Estado no es más que una organización más entre todas las demás organizaciones de la Sociedad, y que en todas las organizaciones sociales hay una lucha política (con todas sus letras) por los cargos de sus estructuras de gobierno. De la misma forma y de manera tan

Alexandro Cea: ¡A politizar la Sociedad!

Leer en El Demócrata En los últimos 30 años Chile se convirtió en un milagro económico superando a todos los países latinoamericanos en cuanto indicador social e índice de desarrollo humano existe. Sin embargo en estos mismos 30 años de alguna manera nos hemos convencido de que hay que dar marcha atrás. Han sido ideas regresivas y estatistas las que han ido tomando fuerza en el país, ganando espacio y alcanzando hegemonía en las calles, en los colegios y en las universidades. Y no entendemos por qué. Pero el diagnóstico dista de ser complejo, pues al analizar estos 30 años podemos darnos cuenta de que siempre ha existido una constante. Se trata de una corriente de pensamiento que ha propuesto de manera categórica la despolitización total de la Sociedad y que, querámoslo o no, se ha posicionado durante todo este tiempo como la doctrina absolutamente hegemónica entre quienes se oponen o simplemente son indiferentes a las ideas socialistas: el gremialismo. El gremialismo no sólo hereda una visión vertical de Sociedad que arrastra del siglo pasado, asignando al estado una posición omnipotente por sobre todas las demás organizaciones sociales, sino que además clasifica a estas “organizaciones intermedias” en políticas y no políticas. Luego, afirma que deben las primeras situar su acción exclusivamente a nivel del estado sin intervenir en el desarrollo de las actividades de las segundas. De aquí deriva un rechazo a la politización por considerarse necesariamente una forma de instrumentalización de las organizaciones políticas respecto de las organizaciones no políticas, negando toda posibilidad de politización autónoma del tejido social. De esta manera, incluso contrariando una realidad evidente, el gremialismo ha convencido a un importante sector ideológico de toda una generación de chilenos que –y

Alexandro Cea: No es culpa de Bachelet

Leer en EL DEMÓCRATA Hace algunos días José Luis Daza ha repetido expresamente uno de los más graves errores de los últimos 30 años al afirmar categóricamente que el momento en que se ha jodido Chile ha sido en el gobierno de Bachelet. La afirmación es catastrófica no sólo porque significa ignorar el largo camino recorrido hasta este punto, sino porque este afán de desconocer la realidad y eludir la responsabilidad es compartido por toda una generación de un amplio sector político de nuestro país. Es cierto que Bachelet ha carecido del liderazgo que se espera de un presidente de nuestra república, pero no ha sido ella la que ha desatado los “hábitos populistas” ni es ella la “responsable directa”, como afirma Daza, de la situación política en que nos encontramos hoy.  Ella sólo está en el lugar y el momento equivocados. Si se quiere buscar un acontecimiento en que el populismo fue desatado en Chile, mucho más preciso sería observar el 2011 con un movimiento estudiantil esplendoroso que tuvo universidades y colegios tomados por más de 5 meses en todo el país exigiendo gratuidad universitaria universal. Incluso el 2006, con una revolución pingüina que mostraba ya los primeros indicios de lo que se cultivaba y que se sigue cultivando hasta hoy. Si se quiere asignar responsabilidades, ésta debe recaer precisamente en el mismo sector político que se la asigna hoy a Bachelet. Se trata de una generación que desde el regreso a la democracia se olvidó de sus canteras, abandonando completamente a toda una nueva generación de jóvenes que desde la indiferencia, la desarticulación y una escasa formación no serán jamás capaces de enfrentar las ideas e ideales de la izquierda populista. Hoy

[Alexandro Cea] SENAME: Fracasamos nosotros

Señor director: 185 niños dependientes de instituciones del SENAME murieron entre 2005 y 2016. Pero no digamos que fracasó el SENAME o que fracasaron “los políticos”. A nadie sorprende que el estado fracase una vez más. El fracaso es nuestro. Somos miles de estudiantes universitarios los que hemos olvidado la realidad social. Miles que no dejamos de mirarnos el ombligo exigiendo egocentricamente gratuidad total para financiar la educación universitaria de nosotros mismos, miembros de una elite privilegiada que tuvo la suerte y oportunidad de llegar a la universidad. El fracaso es de un movimiento estudiantil que ha convertido en consigna el olvidar a los demás. Es tiempo de dejar de culpar al resto y hacernos cargo. Es tiempo de despertar a la Sociedad. Alexandro Cea Director Ejecutivo Centro de Estudios Equidad Ξ Publicado en... Austral Temuco Austral Osorno El Llanquihue