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Luis Sánchez, gremialista de tomo y lomo, ha contestado mi columna “¡A politizar la Sociedad!” dándome la razón cuando afirma que la política (“en sentido estricto”) se traduce en una  “lucha por lograr cargos públicos dentro del Estado”. Es precisamente eso lo que afirmo en mi columna al exponer que para el gremialismo “la política sólo apunta a la conducción del estado y debe ésta desarrollarse sólo en aquellas organizaciones cuya naturaleza es política”. Quien comenta mi columna es incluso más categórico, con lo que se agradece su colaboración en la demostración de mi afirmación.

Luis agrega una concepción “amplia” de política entendida como “todo espacio de interacción que tenga efectos públicos”. Sin embargo, como toda, o casi toda, interrelación humana tiene efectos públicos, esto llevaría a afirmar que todo, o casi todo, es política. Pero si todo es política, entonces, nada es política. Queda en evidencia que esta concepción amplia es tan inútil como absurda, por lo que debe ser de plano descartada. Tanto es así que la acepción estricta –y no la amplia que propone Luis— es la que utiliza tanto el gremialismo en sus manuales como el liberalismo asociativo al proponer una alternativa a la visión gremialista.

Es gracias a esta consideración de la política como una mera “lucha por cargos del Estado” que llegamos hasta aquí. La teoría social en la que se sustenta simplemente no logra comprender que el Estado no es más que una organización más entre todas las demás organizaciones de la Sociedad, y que en todas las organizaciones sociales hay una lucha política (con todas sus letras) por los cargos de sus estructuras de gobierno. De la misma forma y de manera tan ideológica como ocurre en el Estado. ¿De qué otra manera se explica si no un movimiento político universitario al interior de una federación de estudiantes luchando por gobernarla (o “luchando por sus cargos” como diría Luis)?

Esta incomprensión de la realidad social es la que ha permitido que por 30 años el gremialismo haya despejado la cancha a “los hijos de Chávez y Fidel”, y no sólo en las universidades. Hace decenios que los partidos políticos del Estado no tienen éxito instrumentalizando “cuerpos intermedios”. Hoy la politización se lleva delante de manera autónoma en el interior de cada organización social y la retrógrada teoría gremialista se queda corta a la hora de ofrecer respuestas y propuestas de acción.

Esto es lo que algunos movimientos como el Movimiento Sociedad y Alternativa Libertad en las universidades o la Federación de Estudiantes Secundarios en los colegios han logrado comprender. Que es tiempo de abandonar las trincheras y pasar a la ofensiva con verdaderas propuestas ideológicas, abiertas a un sueño completo de Sociedad. Cada quien desde su propio frente, cada organización desde su propia función.