Señor director:

Me pregunto si es comprensible que el gobierno, que se jacta de estar de parte de un mayor desarrollo y de la garantía de los derechos, se indigne ante el pronunciamiento del Tribunal Constitucional, en cuanto declara inconstitucional la polémica titularidad sindical que vulnera un derecho fundamental como es el de libre asociación.

Concluyo que las transformaciones que Chile requiere son desviadas y/o manipuladas a favor de los intereses de la Nueva Mayoría que, través de reformas ineficientes, incrementan su poder político. Claro ejemplo es el enorme poder que  pretendía dar a los sindicatos, los cuales no son representativos del trabajador, sino que  parecen asociaciones de instrumentalización política de un sector determinado.

¿A quiénes benefician estas reformas? ¿A nosotros o al gobierno?

Sebastián Herrera Tapia
Investigador
Centro de Estudios Equidad Ξ

 

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La Tercera