En agosto del año pasado (2016) nace en la Región de Valparaíso el incipiente el Movimiento Sociedad, un movimiento político universitario con proyección nacional basado en la libertad como principio político y la solidaridad como principio moral. Hoy, tan solo 8 meses después, el movimiento se encuentra presente en 12 universidades chilenas y continúa expandiéndose por el país.

En ese contexto, la Universidad Católica del Norte en Antofagasta es la primera universidad del «zonal norte» en la que se conforma Sociedad, convirtiéndose en bastión del movimiento en su proyección al resto de las casas de estudio en la zona septentrional.

Sebastián Marfil, estudiante de la Facultad de Derecho de la UCN es el encargado de asumir el liderazgo del naciente núcleo del movimiento en esta universidad y con él conversamos el día de hoy.

 

¿DE DONDE SURGE LA IDEA DE TRAER SOCIEDAD A ANTOFAGASTA?

La idea de traer el Movimiento Sociedad a Antofagasta nace de motivaciones tanto regionales como nacionales.

Las motivaciones regionales fueron, entre otras, el desinterés y la desconfianza que los estudiantes de nuestra región sienten por todo lo que tenga que ver con política universitaria, la fuerte conexión que existe entre partidos políticos y los grupos políticos que optan a cargos en nuestras universidades, que muchas veces lleva a estos últimos a buscar el beneficio de sus partidos por sobre el de los estudiantes que representan y la inexistencia de alternativas a los movimientos estudiantiles de inspiración socialista.

Estas circunstancias generaron en las casas de estudios de nuestra región un escenario de despolitización generalizada y una fuerte hegemonía de los grupos de izquierda que logran captar, casi sin ningún contrapeso, a los pocos estudiantes interesados en política universitaria que van quedando.

Toda esto se traduce en situaciones como la que vivimos en la UCN, donde en los últimos años todas las elecciones a federación se han decidido con un bajo quorum de participación y entre no más de dos listas, siempre de tendencias políticas muy similares. La situación tocó fondo el año recién pasado, en el que a las elecciones a federación se presentó una sola lista.

En cuanto a las motivaciones de carácter nacional, tenemos por un lado una CONFECH capturada por un grupo ideológico socialista que lejos de velar netamente por el bien de los estudiantes, usa las problemáticas de estos como una plataforma para difundir sus ideas estatistas. Prueba de esto es el ninguneo constante en sus petitorios a las universidades no estatales y sus estudiantes, demostrando que no les interesa mejorar el acceso y la calidad de la educación superior, sino simplemente su control y posterior estatización.

Por otro lado, tenemos a un gobierno cuya reforma educacional no se preocupa de otorgar autonomía y ni de descentralizar las decisiones para que en las universidades tengan más influencia las comunidades educativas, sino que por el contrario otorgar cada vez mayor poder al estado central sobre las universidades tanto estatales como privadas.

Es este preocupante escenario regional y nacional el que nos llevó a un grupo de liberales a traer al Movimiento Sociedad a Antofagasta, con el objetivo regenerar la confianza y el interés de los estudiantes hacia la política universitaria, mediante una alternativa liberal, desligada de los partidos políticos y concentrada exclusivamente en temas universitarios. Queremos ser capaces de aportar a la pluralización de la CONFECH y al debate nacional sobre la educación superior.

 

EN MATERIA DE EDUCACIÓN ¿QUÉ OPINAS DE LA ACTUAL DISCUSIÓN? ¿CUÁLES DEBIERAN SER SUS PRINCIPALES FOCOS?

Desde nuestro punto de vista, la actual discusión sobre educación se ha saltado un paso y se ha enfocado demasiado en el Estado, en desmedro de las personas y de la autonomía de las comunidades educativas. En vez de debatirse cuál de estos actores es el mejor capacitado para tomar las principales decisiones que mejoren el acceso y la calidad de la educación superior, se ha discutido cómo aumentar el control efectivo del Estado y de la clase política sobre las instituciones educacionales y el sistema educativo en general. En otras palabras, no se ha discutido quien puede y cómo se puede solucionar de mejor manera la problemática estudiantil sino que nos hemos cuestionado directamente cómo el Estado y los políticos deben entrar a solucionar los asuntos de los estudiantes, como si ellos fueran los protagonistas del sistema.

Por el contrario, el debate debiese centrarse primero en quien es capaz de tomar mejores decisiones para mejorar la educación superior. Nuestra respuesta es que los más capacitados para mejorar el sistema educacional son sus protagonistas: los estudiantes, los académicos y los funcionarios, es decir las comunidades educativas de manera autónoma. Un grupo de políticos o burócratas  de Santiago no nos parecen los mejores capacitados, ni mucho menos los más legitimados, para tomar decisiones acerca de temas como la estructura organizacional, las mallas curriculares o nuestras formas de financiamiento. Tampoco parece este grupo burocrático mejor capacitado que el estudiante para elegir qué proyecto educativo se adecua más a su proyecto de vida personal para con el país.

Luego de resolver el «quién», nos queda el «cómo». Además, quedaría resolver cual es el rol que debe adoptar el Estado al colaborar en ese «cómo». Y sobre este punto somos categóricos: el rol de toda política publica estatal no debe ser el hacer a las personas cada vez mas dependientes de la política pública en cuestión, sino todo lo contrario; sacar a la persona de la situación de impedimento o vulnerabilidad en la que está actualmente, para hacerla independiente de la política pública en particular y del Estado en general. Parafraseando a Alexandro Cea, el éxito de una política pública no se debe medir por el número de personas que dependen de ella, sino por el número de personas que dejan de necesitarla.

Dejando en claro lo anterior, me parece que el «cómo» del Estado debe ser a través políticas públicas orientadas a la educación superior que, respetando la autonomía de las universidades y la libertad de los estudiantes, deje las decisiones fundamentales en manos de estos, pero proveyendo apoyo cuando por diversas razones estos no pueden ejecutar las decisiones tomadas.

En este sentido, me parecen muy atractivas políticas públicas tales como la gratuidad mediante la transferencia de recursos a todos aquellos estudiantes que no puedan costearse estudios universitarios por sí mismos, o incentivos especiales de parte del Estado a entidades educativas que funden sedes en ciudades alejadas que actualmente tienen una baja cobertura en educación superior. Sin embargo, la actual propuesta de la CONFECH por la gratuidad universal universitaria apunta completamente en una dirección equivocada: el Estado debe entregarle apoyo total a todo aquel que teniendo las capacidades no cuente con los recursos para estudiar e incluso para vivir mientras estudia, pero la única forma de alcanzar el éxito como Sociedad es lograr que los hijos de esa persona no vuelvan a necesitar de la gratuidad. Ese es el desafío que tenemos por delante.

 

¿CUÁLES SON SUS PROYECCIONES EN LA ZONA NORTE?

Hay que ir paso a paso, lo primero es conformar un núcleo fuerte en la Católica del Norte, que sea capaz de aportar al debate tanto interno como nacional; optar a cargos estudiantiles dentro de la universidad y servir de puente para extender el Movimiento Sociedad a otras universidades de la ciudad y el resto de la macro zona norte que actualmente no tienen alternativas a los movimientos de la izquierda socialista, tales como la Universidad de Antofagasta, la Universidad Arturo Prat, la Universidad de Atacama, entre otras.