Hace aproximadamente un año y medio el Centro de Estudios Equidad realizó un informe que dio a conocer la vulneración a la libertad de asociación que se da en las federaciones de estudiantes. Este derecho, reconocido por más de 100 años como Hzuna prolongación de las libertades de pensamiento, expresión y reunión, está consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos tanto en su versión positiva (“toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas”) como en la negativa (“nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación”). Ambas son libertades protegidas por nuestra legislación, pero su faz negativa es vulnerada de manera sistemática por las organizaciones estudiantiles.

Cuando esto se discutió por primera vez en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso los movimientos que hoy dominan a la Confech se opusieron tajantemente a reconocer ese derecho. Pero, desde entonces, gracias a la determinación de muchos, al menos tres federaciones de distintas ciudades han reformado sus estatutos para actuar acorde con la normativa nacional e internacional. La última fue la FEUTSM, que reformó su estatuto con un 83% de aprobación.

¿Vendrán desafiliaciones masivas? Nadie lo sabe, pero si una institución sufre este fenómeno es porque tiene problemas de representatividad desde antes. Sí podemos estar seguros que desde hoy esas federaciones asumen un nuevo deber: representar la voluntad de sus afiliados, velar por la responsabilidad, probidad y transparencia en su actuar, y lograr -sin obligar- que los estudiantes se sientan comprometidos a crear poder estudiantil.

 

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