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Nació en Lima, Perú, pero no tiene duda en decir que «ahora mi país es Chile». Y claro, es que ya han pasado siete años desde que Katherine Porras Mendo llegó a estas latitudes a pasar junto a su padre y su familia las fiestas de fin de año.
A sus 22 años, Katherine es la nueva presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), logrando con esto, ser la segunda mujer en la historia en liderar el centro de estudiantes de la carrera, que aglutina el mayor número de alumnos.
Desde su puesto, Katherine intentará potenciar algunas falencias que existieron en la directiva anterior. Asimismo, cree que la reforma educativa no está siendo llevada por buen camino y que es urgente una nueva ley de inmigración.
-¿Cuál el significado que le entregas a haber sido electa como presidenta del Centro de Alumnos de la Escuela de Derecho de la PUCV?
Me sentí muy agradecida con mi escuela. Fue un sentimiento muy bonito de integración por el hecho no sólo de ser peruana, sino también por el hecho de ser mujer. Soy la segunda mujer en la historia en ser presidenta del Centro de Estudiantes. Nunca se tomó en cuenta si yo era mujer o si era de nacionalidad peruana, al contrario, se tomaron en cuenta mis cualidades personales; además, del trabajo que realizó el equipo.
– ¿Cómo nace la motivación para aceptar el desafío de liderar este centro de estudiantes?
Estuve participando en dos listas anteriores debido a que siempre me gustó la idea de hacer una mejor escuela. Luego se me acercó un grupo de amigos y me hablaron de la idea de liderar el Centro de Estudiantes. Obviamente, al principio uno se lo cuestiona por la carga académica y otros intereses personales, pero reflexioné y dije por qué no. Hice una campaña que fue muy bonita y donde conocí a muchas personas. Ganamos en segunda vuelta por más de 35 votos, lo cual fue una verdadera alegría.
– ¿Cuál es el elemento diferenciador que puedes aportar en este período?
Es una pregunta difícil porque no es la idea desmerecer el trabajo de los otros centros de estudiantes, pero lo que hemos potenciado bastante ciertas falencias que se vieron en el año anterior, no tanto por el trabajo del Centro de Estudiantes, sino por los períodos de anormalidad (paros) y la forma en que eso fue afrontado. Propusimos que el Centro de Estudiantes trabaje, pero no que todo dependa de la mesa ejecutiva, sino que cada subsecretaría pueda desempeñarse con un margen de autonomía, de manera que no haya problemas en el sentido de la proactividad o en la eficacia de las gestiones de cada una de ellas.
– ¿Cuál es tu opinión acerca de la reforma a la educación superior?
Creo que esta reforma, la que se está planteando, no está siendo llevada por buen camino. Parece que se está haciendo de una forma demasiado acelerada y no están participando los estudiantes. Hay una postura que se presenta, primero, de discriminación en cuanto a alejar a las universidades privadas del beneficio de la gratuidad. Por otro lado, creo que en el tema de la vulneración de la autonomía o regulación de las universidades, considero que no es la vía adecuada para una mejor educación.
– Bajo esa lógica, ¿cuál será la postura que tendrán como Centro de Estudiantes y de qué manera trabajarán con la federación de la universidad?
Lo más importante es la representación. Entonces, lo que nosotros tratamos de velar es por la transparencia. Hay algo que es súper importante y es que, un estudiante no puede dar una opinión verdadera si es que no está informado debidamente de lo que ocurre.
– Como una persona que viene del extranjero, ¿cuáles son tus sensaciones respecto a la forma en que ha abordado en Chile el tema de los inmigrantes?
Me duelen las distintas cosas que se informan por redes sociales. Estamos en pleno siglo XXI y se está hablando de xenofobia, de racismo, me parece increíble. Hace falta más empatía, más sensibilidad con estas personas, es decir, con nosotros, con los inmigrantes debido a que no venimos a hacerla la vida más complicada a los chilenos, sino que a intentar aportar.
– ¿Crees que hay mucho prejuicio hacia el inmigrante?
Normalmente, se ve al inmigrante como una persona que viene a quitarle el trabajo o a copar los hospitales y eso es un prejuicio que no sé de dónde habrá salido. Creo que es necesario una nueva política, una nueva ley de inmigración. Es urgente tener una mirada de integración y no de segregación. Por ejemplo, si se van a tomar medidas de prevención que sean medidas generales y no basadas en prejuicios que simplemente se van a aplicar a personas de cierta nacionalidad porque se cree que puedan delinquir. Esa a mi juicio es una medidad arbitraria que no aporta al debate.